Una radiografía es una técnica de diagnóstico por imagen que utiliza rayos X para producir imágenes de los tejidos y estructuras internas del cuerpo humano.

Durante una radiografía, el paciente se coloca entre una fuente de rayos X y una placa o detector de imagen. Los rayos X atraviesan el cuerpo del paciente y son absorbidos en diferentes grados por los tejidos blandos y los huesos. La placa o el detector de imagen captura la energía de los rayos X que han pasado a través del cuerpo y produce una imagen en blanco y negro.

Las radiografías se utilizan para diagnosticar una variedad de enfermedades y lesiones, como fracturas óseas, neumonía, obstrucciones intestinales y tumores. También se pueden utilizar para evaluar el progreso de una enfermedad o para verificar la colocación de dispositivos médicos, como stents o marcapasos.

Es importante tener en cuenta que las radiografías utilizan dosis bajas de radiación ionizante, lo que significa que hay un pequeño riesgo de exposición a la radiación. Sin embargo, los beneficios de la información obtenida a través de una radiografía generalmente superan los riesgos. Los pacientes embarazadas o sospechosas de embarazo deben informar a su médico antes de someterse a una radiografía para evaluar si el examen es seguro para ellas.